A veces queremos las cosas que
nos hacen daño, ese delicioso pastel de chocolate que sabemos que nos engorda
pero nos encanta, ese amor imposible pero que nos hace sonreír, el punto es que
son pequeños placeres que nos muestran como prohibidos pero que nos dan una
pequeña felicidad.
Bueno, con el lupus pasa lo
mismo, desde que te diagnostican te dicen, no puedes hacer esto, no puedes
hacer aquello, está prohibido esto, ahora tienes que cuidarte, cuidarte,
cuidarte y es totalmente lógico solo nosotros mismos vivimos con esto y tenemos
que cuidarnos a diario, pero que seria de la vida sin esos pequeños detalles
que muchas veces se nos prohíben, cuando me diagnosticaron me dijo el doctor
“te queda prohibido irte a la playa a broncearte” en modo gracioso claro,
trataba de hacérmelo más fácil, desde ese día, supe que todo en mi vida sería
diferente me explicaron que yo era como una muñeca de porcelana y que debía
cuidarme mucho, que el sol seria de ahora en adelante un enemigo mío, una
noticia nada grata, ¿cómo puede una flor vivir sin la luz del sol? L desde ese momento deje
pasar muchas cosas, no salía a piscina porque ese tipo de salidas implicaban mucho
sol y si salía, salía tan cubierta de
pies a cabeza que nadie distinguía quien estaba debajo de tanta ropa >.<
, no podía salir a caminatas, no podía salir a bailar, mi cuerpo no resistía
tantas cosas que lo mejor para mí era buscar la manera de entretenerme
estándome quietesita y lo hice, perdí muchas experiencias en parte de mi
adolescencia, algunas veces no salía no solo por el sol, también porque no me sentía
bien y otras veces por mi aspecto, mi cara roja, hinchada y llena de eritemas
me hacía sentirme el centro de las miradas y preguntas al salir y era una de
las razones por las que no lo hacía, sin embargo pasaron tantos años y al pasar
por una mejor etapa empecé a desear con muchísimas ganas las cosas que nunca
hice, anhelaba la aventura y me dije a mi misma “ mi misma tienes que vivir”
jeje hice un trato con el lupus, sabía que si salía a una caminata estaría
molestando en la noche, tendría dolor y hasta lloraría, pero me prometí
aguantar busque la manera de hacerlo más llevadero, (medicamentos para el
dolor, cremas que me relajaran los músculos, etc) pero no quería seguir
perdiéndome de tantas cosas que me ofrecía el mundo a veces se siente tan
horrible e injusto sentir todo el dolor como si fuera un castigo por haberme
divertido, por haber estado feliz durante todo el día, así que invente mi
propio kit de supervivencia lupica e
hice todo lo posible por salir, por
divertirme, por ver el sol y decirle “hoy
no me vas a arruinar el día” , a veces quedaba tan blanca de tanto protector
solar que me ponía, que parecía un panecito lleno de azúcar, era graciosa pero
se sentía bien, quizás no tenga muchas fotos de lo que he hecho, pero solo yo
veo en mis propios recuerdos las imágenes como fotografías increíbles de las
hermosas playas, los magníficos amaneceres y el olor de las montañas y los árboles
frutales, los hermosos peces, corales y la sensación del viento en mi rostro, y
algunas veces adrenalina y nervios, pero nervios de emoción :D , son pasos
pequeños lo se, pero para mí han sido grandes pasos en mi vida, pasos hacia la
libertad de esta enfermedad que una vez me hizo prisionera, tengo en mi memoria
muchos espacios más guardados para las maravillosas cosas que espero hacer.
NO me quiero detener por que en
mi diagnostico diga que estoy enferma, quiero hallar la manera de hacer posible
todos mis sueños a mi manera, a mi propio ritmo, en esta vida que me toco vivir
he de buscar mi propio equilibrio, se lo que me hace daño, pero también sé como
contrarrestarlo, como ser feliz sin que todo eso que una vez me dijeron que no podía
hacer me detenga.